Explorer Academy. El secreto de la nebulosa by Trudi Trueit

autor:Trudi Trueit
La lengua: spa
Format: epub
editor: Planeta Infantil México
publicado: 2018-09-10T16:24:28+00:00

¡Bum! ¿Eso fue un trueno? Empezó a llover con fuerza. Torrentes de agua caían por el frente del casco de Cruz, cegándolo. Los dedos se le resbalaron cuando intentó atrapar la séptima barra. Con un gruñido, apretó el metal y se esforzó para adelantar la cadera. Sabía que si dejaba de balancearse estaría perdido. Sólo una barra más. Sólo le faltaba una. Apretó los dientes, reunió toda la energía que pudo y se impulsó hacia delante. Su pie tocó metal. Se dejó ir y cayó de rodillas sobre la plataforma.

El visor se le aclaró justo a tiempo para ver a Dugan saltando hacia la red de carga horizontal. Cruz lo siguió, arrastrándose por la red como una araña cuya tela acababa de atrapar una mosca. Estaba ganando tiempo, cuando un hombre virtual con una gorra de safari se inclinó al lado izquierdo de la red. ¡El hombre sostenía un enorme cuchillo de caza y empezó a cortar la red para separarla de sus soportes! Dugan también lo había visto y estaba luchando por llegar a la esquina derecha. Cruz sabía que debía seguir ese camino si esperaba llegar al otro lado antes de que el hombre cortara la red, pero si se movía en diagonal no podría pasar a Dugan, así que se esforzó por ir más rápido. Sintió que la cuerda le cortaba la piel de los dedos y las palmas. Su pie resbaló en la red y casi cayó por un hueco. Cuando el cuchillo del hombre cortó el último nudo, Cruz saltó al andamio. Otra vez se había salvado por muy poco, pero ¡lo había logrado!

Cruz se hizo a un lado, cayó al suelo y siguió a Dugan, quien se dirigía al túnel. Al entrar en el pasadizo circular, Cruz tuvo que inclinarse hacia delante para no golpearse la cabeza. Unos segundos después de entrar en el túnel oscuro y estrecho, le ardían las aletas de la nariz. Olía a huevo podrido. «¿Ese fue Dugan?». ¡Guácala! Su primera reacción fue contener la respiración, pero sabía que era un error. Necesitaba toda la potencia de sus pulmones. Más adelante Dugan había reducido el paso. Estaba tosiendo. Cuando salieron del túnel, Cruz iba a los talones de Dugan. Si pensaba rebasarlo, ¡debía ser ahora!

Hizo un movimiento arriesgado. Cuando salió a la izquierda de Dugan, este estiró un codo para bloquearlo, pero era demasiado tarde. Cruz se deslizó deprisa enfrente de él y tomó la delantera. Corrió hacia el estanque y saltó sobre la hoja de lirio más cercana a la orilla. Pasó fácilmente de hoja en hoja.

Estaba haciendo un buen tiempo y llevaba dos terceras partes del camino recorrido cuando vio las escamas verdes, oscuras y onduladas. Un lagarto emergió del pantano turbio, con sus enormes mandíbulas abiertas. Pudo ver los dientes que brillaban bajo la luz: dientes enormes y afilados. La vista aterradora fue suficiente para que se derrapara hasta la orilla de la hoja de lirio. No pudo detenerse. Iba a caer al agua: ¡agua real! Extendió

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